lunes, 4 de junio de 2007

La Soberania es un Derecho Humano: Soberania Economica

CICLO DE CHARLAS/DEBATE
LA SOBERANIA ES UN DERECHO HUMANO
Lic. Ma. Elena Saludas- ATTAC
Nueva fase del proceso de globalización neoliberal:
Los Tratados de Libre Comercio (TLC´s)
Tanto los Tratados de Libre Comercio (TLCs) como la creación del la OMC en 1995 y la actual Ronda de Doha, son un esfuerzo por garantizar la continuidad a largo plazo de la lógica neoliberal convirtiéndola en legislación supranacional. Las corporaciones transnacionales y los Estados son actores imprescindibles, en este tiempo histórico, para la liberalización y la transnacionalización propuesta. Sin embargo, estos actores han encontrado límites en su accionar a partir de la resistencia de los pueblos que ha logrado poner piedras en el camino frenando parte de estos procesos. El proyecto de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) ha fracasado.
El economista cubano Osvaldo Martínez lo remarcó, en la apertura del VI Encuentro Hemisférico de lucha contra los TLC y por la Integración de los Pueblos expresando que: “Las múltiples formas de luchas aplicadas por la Campaña Continental, las movilizaciones y marchas de los movimientos sociales, la divulgación del ominoso significado del ALCA, junto a la posición de algunos gobiernos –en especial- la posición firme y de rechazo total del gobierno venezolano – ha conducido a que hoy nos inclinemos ante el cadáver del ALCA…El ALCA ha fracasado y sea enhorabuena, pero la estrategia norteamericana de dominación sobre América Latina tiene otras variadas formas y rostros, que nos obligan a mantener la lucha.
Como un virus maligno ha mutado, manteniendo lo esencial como proyecto de saqueo y dominación, presentando ahora el rostro de Tratados de Libre Comercio (TLC) adornados con los cantos de sirena de la liberalización comercial.
Estos Tratados de Libre Comercio bilaterales o plurilaterales son pequeños ALCAS por su extensión geográfica, pero en ellos se condensan los contenidos del paquete de política neoliberal con el énfasis propagandístico puesto en las bondades del libre comercio”
Sin embargo, el “libre comercio”, conviene aclarar, es un concepto ideológico que nada tiene de libre ni de comercio. Y que llegó a nuestra región con la promesa de crecimiento con equidad.
Luego de los decepcionantes resultados de la aplicación en América Latina de las políticas emanadas del Consenso de Washington, desde el pensamiento dominante se ha intentado instalar una fuerte correlación entre la liberalización del comercio y sus efectos benéficos sobre el desarrollo, la equidad y la disminución de la pobreza en los países de la región. La realidad se ha encargado de evidenciar el efecto contrario.
En los documentos de las Cumbres de las Américas se percibía la instalación del nuevo dogma, por el cual el libre comercio tendría efectos positivos sobre las condiciones económicas y sociales, sería la nueva panacea para los problemas de América Latina.
De igual forma que se instaló el dogma del “derrame” por el cual el objetivo principal de las políticas económicas lo constituía el crecimiento económico, ya que éste se derramaría automáticamente sobre las clases menos beneficiadas; esto llevó a una deificación del libre mercado como política de crecimiento económico y por ende del desarrollo. Proposición que ha demostrado ser totalmente errónea, y ha sido refutada por las sendas que han mostrado las economías del hemisferio. Caído el ídolo del “derrame” se erige otro fetiche denominado libre comercio o “comercio e inversiones sin barreras” al cual se asigna similar potencialidad para resolver la totalidad de los problemas.

Los Tratados de Libre Comercio (TLC) mantienen esta ideología.
Técnicamente un TLC es un tratado internacional que para que entre en vigor debe ser firmado por los gobiernos y ratificado por las Asambleas Legislativas. En ese momento se convierte en ley nacional y común a los países. Si no se cumple, el tratado tiene los elementos jurídicos internacionales para ser implementado.
Una de las cuestiones de grave preocupación para los pueblos latinoamericanos, relativas a la afectación profunda y a la pérdida de soberanía, es el referido a las cláusulas que contienen todos los Tratados de Libre Comercio (TLC), los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI) y los Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (APPRIS) en relación al sometimiento a una jurisdicción arbitral internacional para resolver eventuales conflictos. Incluso en algunos casos se establece la inhibición del Congreso Nacional para legislar a futuro sobre distintos aspectos vinculados con inversiones. El caso particular respecto a estos tribunales fuera de nuestras jurisdicciones es el del Centro Internacional de Arreglos de Diferendo relativos a Inversiones (CIADI) que pertenece al Banco Mundial. De esta forma los inversionistas privados, las corporaciones, pueden llevar a juicio a los Estados, entre otras cosas, por presunto monopolio de actividades ejecutadas por el Estado y consideradas competitivas a esas empresas.
Los tratados bilaterales que se están suscribiendo con la Unión Europea no son diferentes. Es que no lo pueden ser ya que son parte de la estrategia actual del sistema económico-político-social-cultural hegemónico en el mundo: el capitalismo. No existe el libre comercio en estos tratados, tanto sean con EEUU como con la UE, tienen la misma filiación ideológica, la misma naturaleza explotadora y la misma ficción liberalizadora.
En los TLC´s están incluidos temas no comerciales: derechos de propiedad intelectual, servicios, compras gubernamentales e inversiones.
Es decir, lo que hacen es transformar todo – el agua, la salud, la tierra, la educación, la biodiversidad – en mercancías.
¿Por qué perdemos la Soberanía?
TRIPS (Trade Related Intellectual Property Right – Aspectos del Derecho de Propiedad Intelectual relacionados al Comercio): acuerdo que regula la propiedad intelectual. Beneficia principalmente a las poderosas industrias farmacéuticas estadounidenses y europeas. La concentración del control de las patentes en una media docena de multinacionales, en el área de biotecnología, puede considerarse, hoy, una tercera fase del proceso de colonización, iniciado en el período de las conquistas territoriales, entre los siglos XV y XIX, y pasando por el control de los mercados financieros en las últimas décadas. Estos acuerdos representan, también, un gran riesgo para la soberanía alimentaria, a través de la posibilidad de que grandes empresas controlen patentes de recursos genéticos y de conocimiento tradicional indígena, por ejemplo, en relación a la producción de granos nativos como maíz, arroz y otros.
GATS (General Agreements on Trade in Services – Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios): acuerdo que negocia la apertura de los sectores de servicios para empresas extranjeras. El resultado de esa política, representada principalmente por el proceso de privatización de servicios públicos, provocó, en nuestro país por ejemplo, el aumento del desempleo y la disminución de inversiones en sectores estratégicos de la economía. Este acuerdo representa también un gran peligro para la garantía de derechos fundamentales, como salud y educación.
Inversiones: un buen ejemplo es lo ocurrido con la firma del TLCAN, cuando las inversiones fueron totalmente liberalizadas. No se realizaron nuevas inversiones sino la compra de empresas ya existentes, bancos y el establecimiento de maquilas. No fueron nuevas inversiones. Permitió a las corporaciones estadounidenses relocalizarse en buena medida en la frontera Norte de México, persiguiendo los bajos salarios y los bajos niveles de regulación ambiental.
En los tres países que firmaron esta tratado, con distinta intensidad, se presentaron los mismos problemas: los nuevos empleos generados son precarios, part-time, temporales, y sin beneficios sociales. Y si bien la productividad aumentó significativamente, los salarios disminuyeron.
El capítulo 11 de este tratado (que se reproduce en todos los TLCs) es una cláusula que habilita al inversionista a demandar a los Estados Nacionales por “expropiación indirecta” ante tribunales internacionales especiales. “Pueden obtener compensaciones por leyes de interés público que pudiesen perjudicar sus ganancias”
La Argentina renovó en octubre de 2004 el tratado bilateral de inversiones con EEUU cuya vigencia por 10 años se había cumplido y lo hizo en forma automática y silenciosa, perdiendo la oportunidad para salir de la subordinación a tribunales ajenos a nuestra jurisdicción.
Tanto Argentina como Uruguay han suscripto acuerdos con múltiples países. Se pueden destacar, a raíz del conflicto del Río Uruguay por la instalación de la fábrica de pasta de papel Botnia, los firmados entre Uruguay y España en 1992 y con Finlandia en 2002, donde se establece la reciprocidad de las inversiones de empresas de cada país en el otro, eufemismo que expresa la unilateralidad de la defensa de las corporaciones transnacionales (CTN), incluso de aquellas con origen en nuestros propios países.
Todos los TLC´s son prácticamente iguales. Algunos principios que los rigen son:
· Principio de reciprocidad: cada país recibirá iguales condiciones a las que ofrece en acceso a mercados, inversión, propiedad intelectual y mecanismos de resolución de controversias. Sin embargo, cuanto más poderosa sea una economía, tiene mayor capacidad de maniobra para neutralizar el impacto de la apertura de sus mercados.
· Principio de Trato Nacional: a través del cual un país debe ofrecer los mismos privilegios (subsidios, beneficios fiscales, etc) de las empresas nacionales a las extranjeras.
· Principio de Nación más favorecida: establece que los privilegios de acceso a mercados otorgados a terceros países (no firmantes del TLC) deberán ser ofrecidos a los nuevos socios.
¿Qué es lo que se busca con un TLC´s?
El objetivo es la liberalización total de todo el comercio, sin salvaguardas ni siquiera para los productos agrícolas sensibles o para la agricultura familiar.
La liberalización de los servicios, aún hasta los esencialmente públicos como salud y educación.
La extrapolación de las reglas de la OMC para temas como los de Propiedad Intelectual e inversiones.
Reglas de compensación para los inversores que se sientan perjudicados por políticas estatales, lo que restringe el papel de los gobiernos en la definición de estrategias de desarrollo, y de protección de los derechos humanos, laborales y ambientales.
Se busca, en resumidas cuentas, que el neoliberalismo se vuelva ley y, así garantizar la permanencia de este modelo económico, aún cuando el pueblo logre cambiar de gobernantes; es decir, pretende ser un seguro contra cambios democráticos. Además de romper con los mecanismos de la democracia formal ya que se negocian en secreto y de espaldas a los pueblos.
La trampa del libre comercio sigue montada y los TLC no están paralizados en su negociación, ni tampoco en su aplicación. Hay un extenso entretejido de acuerdos comerciales regionales y bilaterales.
En este momento 8 países tienen Tratados de Libre Comercio con EEUU en funcionamiento (Canadá, México, Chile, los países centroamericanos –con excepción de Costa Rica cuyos movimientos sociales resisten su puesta en vigor- y República Dominicana). En otros 2 países (Colombia y Perú) la puesta en marcha espera por la ratificación del Congreso de EEUU, con la presión adicional de que en el mes de julio caduca el “fast track” o vía rápida.
Las negociaciones de un TLC con Panamá se encuentran muy avanzadas, en tanto que con Ecuador están estancadas. Y en el caso de Uruguay su gobierno no aceptó la firma de un TLC con EEUU, pero pidió ampliar el Tratado de Protección y Promoción de Inversiones con ese país. Con la Unión Europea 2 países tienen tratados vigentes (México y Chile) y las negociaciones con el MERCOSUR continúan detenidas.

Sean estos Tratados con Estados Unidos o con Europa, lo sustancial de ellos no cambia. El neoliberalismo queda consagrado como política económica, convertido en obligación jurídica de los estados, cerrando, de esta forma, el círculo de la dominación.
Por otra parte, EEUU, ante la pérdida de consenso, se endurece y tiende a militarizar la región mediante la relocalización de sus bases, el Plan Colombia, y criminalizar como terrorista a la oposición. Como punta de lanza está negociando acuerdos en materia de seguridad para reforzar el neoliberalismo. Ese es el objetivo de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Es un TLCAN plus que avanza hacia una integración subordinada más profunda que implica coordinar estrategias económicas y avanzar hacia la integración de los cuerpos de seguridad con el objetivo de garantizar la continuidad de un modelo económico que enriquece a las transnacionales y empobrece al pueblo.

En cuanto al libre comercio y las negociaciones comerciales multilaterales, el panorama no es muy diferente. La Organización Mundial de Comercio (OMC) sigue siendo una peculiar combinación de liberalización en el discurso y acciones prácticas que beneficien al Norte, y de proteccionismo, que también beneficie al Norte. Los países desarrollados presionan para abrir los mercados de los países del Sur y al mismo tiempo, para cerrar sus propios mercados. Impulsan la liberalización del comercio de manufacturas en el que tienen ventajas excepto en sectores con alta utilización de mano de obra como el textil- y no ceden en cuanto a proteger su agricultura no competitiva.
En Propiedad Intelectual defienden un modelo monopólico que promueve el derecho privado de las corporaciones transnacionales (CTN), la propiedad extranjera de patentes en los países del Sur y menosprecia el conocimiento y el derecho comunitario.
Es un hecho que EEUU y la UE impulsan el programa de liberalización en la OMC.

Si bien el neoliberalismo sigue siendo la lógica económica dominante y en gran medida sancionada legalmente por compromisos internacionales, con la entrada del nuevo siglo podemos hablar de una nueva etapa de triunfos de la resistencia popular, pero también de mayor complejidad y nuevos retos.
Los avances en la lucha contra el neoliberalismo y el libre comercio se manifiestan en que:
· El modelo de libre comercio ya no tiene consenso generalizado, aunque sigue imponiéndose.
· Crece la conciencia del fracaso del modelo de libre comercio como vehículo de desarrollo ya no sólo en movimientos sociales, sino incluso en algunos gobiernos.
· El movimiento social de resistencia al neoliberalismo (altermundista) alcanza un nivel de organicidad continental, (para el caso de América la Alianza Social Continental – ASC) y mundial FSM entre otros.
· Se lograron triunfos electorales de izquierdas diversas, pero con el común denominador de distanciarse y resistir a la hegemonía estadounidense.
· Se congeló el ALCA. Y se empantanó el proceso de la Ronda de Doha de la OMC.
· No todos los países con los que EEUU y la UE buscan negociar TLC´s bilaterales o regionales se sientan a la mesa.
· Hay muchas más dificultades para que los Parlamentos (incluido el de EEUU) ratifiquen este tipo de tratados debido a la creciente presión social y también a divisiones en las elites políticas y empresariales.

Lo nuevo es que actualmente hay procesos en curso desde los gobiernos de construcción de integraciones regionales alternativas y con mayores conductos de diálogo con los movimientos sociales para su diseño. La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) es ya una joven e importante realidad que junto al Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) son un ejemplo de ello.
El neoliberalismo ha perdido mucho de los que fue su atractivo, pero no basta con criticarlo. Es necesario romper con el pensamiento y la práctica económica que persiste encerrada en el equilibrio fiscal, el libre comercio y la liberalización financiera, aún después que la mayoría de la población ha votado contra esa política.
Pero la crisis del neoliberalismo no será irreversible, por más injusticia que provoque, hasta que nuevos valores de pensamiento vayan sosteniendo una nueva práctica económica y política basada en la solidaridad y en la cooperación, y ocupen el lugar que el virus neoliberal aún tiene.
Entretejiendo esperanzas
No hay dudas que se están entretejiendo esperanzas, y estas son producto de las luchas de los pueblos, en todo el continente y en el mundo. Son estas luchas las que nos permiten, hoy, saludar: el avance en el proceso de integración en torno a la propuesta del ALBA y la iniciativa de instituir en ella un ámbito de participación de los movimientos sociales, que debe ser amplia, plural e incluyente de las más diversas expresiones sociales de la región. Luchas que nos permiten, también, saludar: la decisión del gobierno ecuatoriano de reconocerse como un país acreedor, y de iniciar una Auditoría integral y participativa de las deudas que ilegítimamente les sean exigidas; la determinación de los gobiernos de Bolivia, Nicaragua y Venezuela de renunciar al acuerdo del CIADI y cuestionar su membresía en otras instituciones financieras multilaterales como el FMI, BM y el BID. Hecho que nos debe llevar a reclamar a los demás gobiernos de la región para que se unan a estas iniciativas. Que nos llevan a celebrar, también, los proyectos de creación de nuevos instrumentos regionales de financiamiento soberano, como el Banco del Sur y el Fondo de Estabilización, temas sobre los que debemos trabajar y debatir para que sirvan de apoyo a verdaderas alternativas de integración.
Tenemos mucho por hacer. Se abre un período de trabajo e incidencia, de profundización de propuestas y de una gran responsabilidad colectiva para poder transitar hacia la Integración solidaria de los Pueblos y hacia esa Otra América Posible.

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