martes, 30 de enero de 2007

Discusión Salarial 2007

APORTES PARA ENCARAR LA DISCUSION SALARIAL Y DE INGRESOS DEL 2007

Este documento completo (934 kb) elaborado por el Instituto Nacional está a disposición de todos los compañeros, solicitandolo por mail : coord.iefrosario@gmail.com

EQUIPO DE TRABAJO: CLAUDIO LOZANO-ANA RAMERI-TOMÁS RAFFO

CORDINADOR: CLAUDIO LOZANO / DICIEMBRE 2006

SÍNTESIS

El presente material de nuestro Instituto intenta aportar elementos de análisis a tener en cuenta en la definición de la estrategia que la Central adoptará en la discusión salarial y de ingresos de la Argentina del 2007.

I) ESTADO DE SITUACIÓN

A) COMPOSICIÓN DE LA FUERZA LABORAL

Ø La primera conclusión que puede acercarse es el bajo peso que presenta la categoría de asalariado formal. Esta representa apenas el 38,8% de la fuerza laboral. Claramente una política salarial que se concentre exclusivamente en este segmento de la fuerza laboral deja afuera a la parte mayoritaria de los trabajadores.

Ø Un elevado nivel de clandestinidad laboral. El 44,3% de los asalariados no están registrados.

Ø Una generalización de la práctica patronal de no registrar a sus trabajadores extendida al conjunto de las ramas. En 11 ramas (de las 16) el porcentaje de asalariados no registrados supera el 30%, mientras que en sólo 1 rama el porcentaje es inferior al 10%.

Ø El porcentaje de asalariados clandestinos es inversamente proporcional al tamaño del establecimiento. En los establecimientos de hasta 5 personas el porcentaje de asalariados no registrados es del 73,7%, mientras que en los establecimientos de 6 a 40 personas es del 38,7%, en los de 40 a 100 empleados desciende al 13,8% y en los establecimientos de más de 100 empleados el porcentaje se reduce al 11,8% de los asalariados de estos establecimientos .

B) SITUACIÓN SALARIAL

Ø La característica principal del mapa salarial y de ingresos de la argentina es la profunda heterogeneidad que se percibe en cada una de sus categorías, ramas y establecimientos.

Ø La categoría con mejores ingresos es la de los patrones (que son principalmente los pequeños patrones captados por la Encuesta). Estos tienen un ingresos promedio 127,7% superior al ingreso promedio de la fuerza laboral ($1.913,5 vs 840,3). La contracara lo expresa la situación del servicio doméstico (que presentan un ingreso promedio 68,6% inferior al promedio de los ocupados). Por su parte los asalariados no registados (excluyendo el servicio doméstico) tienen un salario promedio 43,2% inferior al promedio de los ocupados.

Ø Idéntica heterogeneidad se observa si se desagrega la información de ingresos por rama de actividad. En efecto mientras los ingresos promedio de “Minas y Canteras” supera en un 175,4% el del promedio de ocupados, los ingresos en la Construcción (por no citar el servicio doméstico) son un 26,7% inferior a dicho promedio. Mientras en la Pesca y la Intermediación Financiera el ingreso promedio se ubica en casi 100% por encima del ingreso promedio, en la rama de “Hoteles y Restaurants” dicho ingreso promedio es un 22,2% inferior al promedio general.

Ø Como no podía ser de otro modo, la heterogeneidad de ingresos según el tamaño del establecimiento indica que los grandes establecimientos tienen ingresos promedio superiores en un 57,4% al promedio general, mientras que los pequeños presentan un ingresos promedio 17,8% inferior a dicho promedio.

Ø El promedio del conjunto de ocupados presenta una caída real (considerando el período 2006-2001) del orden del 3,4%. Caída que es levemente inferior para el caso de los cuenta propia profesionales (-2,2%) y mucho más profunda para los asalariados no registrado (-18,3%).

Ø El resto de las categorías han tenido (para el mismo período) un crecimiento de sus ingresos reales promedios, pero han sido de baja significación. Es el caso por ejemplo de los asalariados formales que presentan una incremento real de sus ingresos promedio de apenas el 1,2%. Son los patrones los que han visto mejorar sus ingresos reales en un 7,3% ensanchando la brecha de ingresos que los separa del resto de las categorías.

Ø Se observa que a mayor tamaño del establecimiento, mayor caída real de los ingresos promedio. En efecto mientras que los pequeños establecimiento de menos de 5 personas registraron un incremento real del 6,2%, en los establecimientos medianos de 6 a 40 personas se registró una caída del 6,8%, en los establecimientos de 40 a 100 empleados se registró una caída real del 6,8% y en los establecimientos de más de 100 empleados la caída real de los ingresos fue del 10,2%.

Ø Comparando los aumentos salariales conseguidos por los asalariados registrados y no registrados durante el 2005 y el 2006 no se observan diferencias sustantivas de aumentos porcentuales. Situación que indica que el aumento de salarios está más vinculado con la dinámica de la economía antes que con la celebración de convenios colectivos.

C) EL VALOR DEL SALARIO MINIMO.

1) LOS QUE ESTAN POR DEBAJO DEL MINIMO

Ø En la Argentina actual existen 8.771.420 trabajadores que perciben una retribución por debajo del salario mínimo. Es decir el 54,8% de la fuerza laboral está por debajo del salario mínimo.

Ø Considerando exclusivamente a los ocupados resulta que el 47,8% está por debajo del mínimo. Es decir 7.074.384 ocupados perciben ingresos inferiores a 630. De estos 5.001.762 (es decir el 70%) son asalariados, de los cuales 1.067.746 son asalariados registrados (representan el 21,3% del total de asalariados que están por debajo del mínimo).

Ø El 45% del total de asalariados están por debajo del mínimo. Este porcentaje es del 17,2% para los asalariados formales (situación que revela que ni aún para el conjunto de los asalariados formales se cumple el salario mínimo, ya sea por la falta de horas trabajadas o por que son asalariados provinciales o municipales que no están sujetos al mínimo) y del 80,2% para los asalariados no registrados (que representan el 55% del total de ocupados que están por debajo del mínimo).

2) EL TRASLADO DEL SALARIO MINIMO

Ø Previo a los aumentos, el salario mínimo en el 2001 representaba el 30,3% del salario promedio, el 24,% del salario de los formales y el 52,2% del salario de los no registrados. Tras los distintos aumentos del mínimo, al 1er semestre del 2006, el salario mínimo incrementó su participación representando el 75,7% del salario promedio, el 54,6% del salario de los registrados y superando en un 47,5% el salario de los no registrados. Este aumento en la participación revela el nulo impacto del aumento del salario mínimo en la estructura salarial de la economía

Ø Al 1er semestre del 2006 el salario promedio se incrementó en un 320% en términos nominales, mientras que el salario promedio creció apenas un 68,4% (es decir 5 veces menos). Por su parte el aumento del salario de los registrados se incrementó un 84, 2% (es decir 4 veces menos que el salario mínimo) y el salario de los no registrados se incrementó apenas un 48,6% (es decir 6,5 veces menos que el salario mínimo).

Ø El aumento de los salarios (leve por cierto y con atraso respecto al crecimiento de los precios) está condicionado por la evolución de la economía y no por el hecho de que el Gobierno decida aumentar el valor del salario mínimo. Son las condiciones generales de elevado desempleo, extendida ilegalidad y fragmentación laboral los que determinan que los aumentos del salario mínimo no puedan pasar de la letra de un decreto a la realidad concreta de los trabajadores argentinos

D) LOS ASALARIADOS INVOLUCRADOS EN LA NEGOCIACIÓN COLECTIVA.

Ø La vuelta de las negociaciones colectivas es sin dudas la novedad de la presente etapa económica. Sin embargo el funcionamiento del mercado laboral y la ausencia de libertad y democracia sindical acota severamente los alcances de este proceso.

Ø Para el caso del 2006 sólo se cuenta con la información del 1er trimestre, donde la ronda negocial incluyó a 786.000 asalariados formales. Si proyectamos este número para todo el año tendríamos que en el 2006 la cantidad estimada de asalariados incluidos en los convenios rondaría los 3.144.000. Cifra que representa el 50,6% del total de asalariados formales, pero sólo el 28,3% del total de asalariados y apenas el 18,9% del total de la fuerza laboral disponible.

Ø Obviamente que el limitado alcance de los convenios inhibe la capacidad de que los mismos se convierta en la política que permita redistribuir los ingresos al conjunto de la población.

E) LA SITUACIÓN EN MATERIA DISTRIBUTIVA

Ø La primera constatación que puede hacerse de la actual etapa económica es que, luego de casi 4 años de crecimiento ininterrumpido a un tasa del 9% anual, el PBI del 2do trimestre del 2006 es superior en un 18,2% al 2do trimestre de 1998. Es decir la producción de riquezas en el país supera lo que se producía previo al inicio de la última crisis.

Ø Sin embargo el cuadro social que emerge de esta mayor producción de riquezas es mucho más grave que el que ya teníamos en 1998. En efecto la tasa de desocupación actual es un 3,2% superior (lo que supone que existan más de medio millón de desocupados más), la tasa de asalariados informales creció un 16,8% (lo que supone que existan 1.155.095 asalariados no registrados más que lo que existían antes de la crisis), el ingreso medio de los ocupados cayó un 23,8% (considerando la evolución del IPC), la relación entre el ingreso medio y la canasta de pobreza empeoró un 25%. La tasa de pobreza creció un 60,2% (es decir que tenemos 6.774.677 nuevos pobres) y la tasa de indigencia (que mide a las personas con ingresos insuficientes para comprar una canasta básica de alimentos) se expandió al 156% (lo que supone que existan 3.711.276 indigentes más). Por último la brecha de ingresos que separa al 10% más rico del 10% más pobre pasó de 22,8 veces (lo que ya era un dato de la desigualdad que imperaba en la Argentina de 1998) a 29,2%. Es decir que esta medida de desigualdad se amplió un 28,3%.

Ø Como lógica consecuencia de este proceso se acentuó el carácter regresivo de la distribución del ingreso. Puede observarse que la situación en materia distributiva a mediados del 2006 refleja un empeoramiento respecto al 2001. La participación de los ingresos de los ocupados pasa del 25,4% al 22%, lo que supone una caída del 13,4% en la participación. De igual modo la participación de los ingresos del conjunto de los sectores populares pasa de representar el 32,5% en el 2001 al 26,3% en el 2006, lo que supone una caída del 19% en dicha participación.

Ø En términos de tendencia puede decirse que la caída de la participación se debe a la profunda debacle del año 2002. Iniciado el actual proceso de crecimiento económico que por casi 4 años consecutivos ha transitado la economía a una tasa del orden del 9% anual, la apropiación de los sectores populares de la riqueza generada se recompuso en el año 2003 y a partir de ahí se mantuvo en torno a esta participación alcanzada. Es decir, luego de la recuperación del año 2003, y a pesar del auge de las negociaciones colectivas del 2004 en adelante, la participación de los ingresos de los ocupados y del conjunto de la fuerza laboral en el PBI ha tendido ha mantenerse estancada (con incrementos de baja significación).

Ø El efecto del estancamiento distributivo que se observa a partir del año 2003 convive con un proceso de mayor regresividad al interior de los sectores populares. Si comparamos la situación actual en materia de distribución personal del ingreso con la vigente en mayo de 1998, momento previo al inicio de la crisis de la convertibilidad, se observa:

Ø Una caída del 4,5% en la participación del ingreso del estrato bajo (el 40% de la población más pobre)

Ø Una caída del 2,5% en la participación del ingreso del estrato alto (el 20% de la población más rica)

Ø Un incremento del 5,5% del estrato medio (el 40% de la población restante).

Ø La mayor caída en la participación de los estratos bajos en relación con los estratos altos (4,5% vs 2,5%) revela que el mejoramiento de los estratos medios (del 5,5%) se sustenta sobre una mayor regresividad de la estructura de ingresos, donde los que más pierden son los que menos tiene: así la caída para los 2 deciles más pobres es del 25% y del 10% respectivamente.

Ø El 30% de la población más rica se apropia del 63,1% de los ingresos generados, mientras el 70% se las tiene que arreglar con el 36,9% de los ingresos. Esta estructura de ingresos supone que por cada $100 de crecimiento económico, el 30% más rico se apropia de $63,1 y el 70% restante tiene que repartirse los $36,9 restantes.

II) PROPUESTA

En función de lo expuesto, planteamos que la estrategia salarial debe inscribirse dentro de una POLITICA GENERAL DE INGRESOS que sea capaz de llegar al conjunto de la población. Entendemos que debe asociarse con un conjunto de políticas públicas que promuevan la desconcentración de la economía y que tiendan a reducir las disparidades de carácter regional. Sostenemos además que debe articularse con el impulso expreso a la libertad y la democracia sindical como único modo de resolver la crisis del modelo sindical vigente

A) LAS POLÍTICAS DE INGRESOS UNIVERSALES

Construir un nuevo piso de ingresos para el conjunto de los hogares argentinos que fortalezca la capacidad de discusión de los trabajadores ocupados, único modo de revertir la desigualdad distributiva vigente, requiere trabajar articuladamente sobre los 3 grupos de población más vulnerables del país. Es decir requiere intervención pública para resolver la situación de los menores en situación de pobreza, de los mayores excluidos del sistema previsional y de los mayores excluidos del mercado laboral (desocupados)

Proponemos 3 medidas:

a. Reemplazar el actual Plan Jefes por un verdadero SEGURO DE EMPLEO Y FORMACIÓN de $740 para todos los Jefes de Hogar Desocupados.

b. una ASIGNACION UNIVERSAL POR HIJO de $70 para todos los pibes, que Consideramos necesario acompañar esta asignación con la Generalización de la Ayuda Escolar Anual de $130 que hoy solo perciben los trabajadores registrados.

c. una asignación universal equivalentes al haber mínimo previsional, que está fijado partir de enero del 2007 en $531 (aumento del 13% previsto en el Presupuesto 2007). El costo conjunto de las medidas propuestas asciende a $21.911,7 millones.

El costo conjunto de las medidas propuestas asciende a $21.911,7 millones

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