martes, 20 de febrero de 2007

Informe preliminar: Presupuesto Provincial. Salarios

Introducción

El análisis del presupuesto revela algunos de los intereses de quienes controlan las estructuras del Estado tanto como algunos de los mecanismos con los que cuentan para perpetuarse en el poder. Este razonamiento, a su vez, nos da una idea de cuales son los grupos que están detrás de quienes gobiernan (grupos económicos, por ejemplo) y de la forma de relaciones que entre ellos se establece. En otras palabras, el análisis del presupuesto colabora en desnudar la esencia clasista de un Estado.

Viéndolo de este modo, no es sorprendente que el presupuesto trate a las remuneraciones de los trabajadores estatales como un costo que hay que minimizar y que en lugar de fijarlas atendiendo a las necesidades concretas de los trabajadores, las fije en relación a la evolución del mercado laboral. Tampoco sorprende que tal como sucede en el sector privado, el Estado obligue a sus trabajadores a aceptar contratos precarizados.

Esta lógica redujo los ingresos de los trabajadores del Estado durante los primeros años de la presente década y no les permitió evolucionar con el resto de las variables económicas, retrasándolos respecto del total de gastos e ingresos provinciales y de la evolución del PBI. Los bajos salarios estatales terminaron siendo la variable clave que explica el superávit fiscal obtenido por la provincia. Fueron los trabajadores, en definitiva, quienes financiaron los superávits de la provincia de los últimos años.

Suele decirse, particularmente en los últimos años, a través de los medios de comunicación, en los ámbitos académicos, etc, que un Estado es saludable si tiene superávits fiscales. Se repite nuevamente la lógica privada pues nadie discutiría que una empresa es saludable si tiene ganancias (o sea, si es rentable). Es profundamente preocupante que del mismo modo en que la salud de una empresa privada se basa en su capacidad de apropiación de parte del trabajo de sus empleados, la salud del Estado se base en los menores salarios que pueda pagar.

No está de más aquí preguntarse acerca de está lógica imperante de necesidad de un superávit fiscal. ¿Para qué necesita la provincia un excedente anual de recursos?. El gobierno de Santa Fe cuenta con una cifra cercana a los 2.300 millones de pesos entre lo que tiene “en caja” y en depósitos en bancos privados (como el Banco de Santa Fe) que lucran con estos fondos públicos, que pertenecen a todos los santafecinos, y que fueron arrancados de los salarios de los trabajadores estatales.

Más allá de lo saludable o no que sea la obtención de un superávit en las cuentas públicas, es seguro que el retraso de los salarios públicos no es la medida más justa de lograrlo. En una provincia como Santa Fe, en la cual la recuperación económica se sintió con más fuerza por las características particulares del modelo económico instaurado, es vergonzoso que el Estado provincial alegue no recaudar lo suficiente como para pagar salarios dignos a sus trabajadores. En lugar de esto, el gobierno exime del pago del impuesto sobre los ingresos brutos indiscriminadamente a toda empresa del sector industrial de la provincia, permite márgenes extraordinarios de ganancias en el sector de la construcción, la subestimación de los avalúos fiscales rurales, entre otras cosas.

En última instancia, la decisión de cuanto pagar a los trabajadores del Estado es una decisión política del Gobierno que es quien decide tener o no un superávit, así como la forma de obtener sus recursos y de realizar sus gastos. En este contexto, de ningún modo se puede aceptar como válida una respuesta negativa, por parte del Gobierno a quienes exigen justos aumentos salariales.


Evolución de las remuneraciones estatales en la Provincia de Santa Fe

En lo subsiguiente nos centraremos en el análisis de las remuneraciones que eroga la provincia de Santa Fe con el objetivo de analizar cómo evolucionaron las mismas a lo largo de los últimos años. Consideramos que analizar la evolución de las variables macroeconómicas a partir del año 2001 nos puede llevar a interpretaciones tergiversadas de la realidad. Por lo tanto, las comparaciones que haremos se remontarán, en lo posible, a los años de la década 1990.

En el Cuadro Nº 1 se presentan las series de remuneraciones entre los años 1991 y 2005[1], en relación con variables de relevancia como el PBG (Producto Bruto Geográfico de la Provincia de Santa Fe), total de recursos, total de los gastos y total de recursos corrientes.

Se observa que las remuneraciones van perdiendo peso a lo largo de todas las series, es decir se destina cada vez menos de lo recaudado y de lo gastado al pago de salarios.

Al analizar la evolución de la participación de las remuneraciones sobre el Producto Bruto Geográfico (PBG) podemos observar que las mismas tienen una participación mucho menor en el total de lo producido en la provincia en 2005 con respecto al año 1998. Mientras que desde 1998 (el mejor año del período analizado) el PBG se duplicó (creció un 103%), las remuneraciones sólo aumentaron un 57%. Esto último implica que las remuneraciones del sector público no acompañaron al crecimiento del sector privado.

Quizás más significativo aún, resulta la comparación entre los recursos totales y la cantidad que se destinó al pago de remuneraciones. La provincia de Santa Fe no recompuso la proporción de salarios que pagaba durante los años 90. Recauda más, gasta más, pero no paga más sueldos. Mientras la recaudación aumentó de 2002 a 2005 en un 90% (casi se duplicó) lo que paga en sueldos subió tan sólo un 66%.

La comparación se torna más abrumadora si tenemos en cuenta los años de la década de 1990. Entre 1991 y 2000 por cada 100 pesos que recaudaba la provincia, destinaba en promedio 42 pesos al pago de salarios. Sin embargo, en los últimos tres años de la serie este número bajó a 35 pesos. La mano de obra pasa a ser tratada como un costo que hay que bajar, como un insumo de la producción. Es la lógica neoliberal llevada al extremo. Mientras cada año el superávit crece, es decir, se recauda y se guarda más dinero, los trabajadores se empobrecen. La torta crece, pero la porción de los trabajadores es cada vez más chica.

VER CUADRO


[1] Se presentan datos hasta el 2005, dado que son los años para los que se disponen valores efectivamente ejecutados. Para los años 2006 y 2007 se cuenta con los datos presupuestados. Esto no tendría importancia si los valores finalmente coincidieran (ver apartado siguiente).

El total de remuneraciones debe ser, además, cotejado contra el índice de inflación con el fin de analizar el poder adquisitivo de los mismos. Los aumentos que otorga la provincia no pueden ser menores que el cambio en el costo de vida. Para hacer este análisis, es preciso fijarse en cuánto se ha modificado la planta y deducir lo presupuestado per cápita.

El cuadro Nº 2 presenta la evolución de los salarios reales desde 1998 a 2007.
VER CUADRO

En este cuadro podemos observar como, a pesar de los aumentos que se dieron durante el 2005 y 2006, aún no se recuperaron las remuneraciones en términos reales que los asalariados del estado provincial tenían hacia finales de la década de los 90. En un contexto de fuerte crecimiento del Producto y los recursos de los cuales dispone la administración, esta demora en la recuperación de los salarios es lo que explica en buena medida por qué hubo superávit dentro de las cuentas provinciales, permitiendo la acumulación de cuantiosas sumas de dinero. Así, los trabajadores financiaron los superávit de la provincia, cobrando sueldos miserables, alejados del crecimiento del nivel general de precios.


Fuente: Ministerio de Hacienda, Dirección general de Programación y Estadística y elaboración propia.

Subestimación del superávit

Se debe tener en cuenta que los datos presentados en el Cuadro Nº 1 son los recursos y gastos efectivamente ejecutados, no los presupuestados. En el Cuadro Nº 3 se presenta la diferencia entre lo que se presupuestó y se ejecutó para los años 2002 a 2006.

VER CUADRO

Como se puede observar en el Cuadro Nº 3 los recursos y gastos corrientes fueron subestimados a lo largo de la serie, aunque estos últimos en menor proporción a excepción del año 2003. Asimismo, cabe destacar que los rubros “Otros Gastos de Consumo” e “Inversión Real Directa” fueron sobreestimados por el gobierno provincial.

Como consecuencia de lo anterior, se produjo una subestimación del superávit económico para todos los años (a excepción del año 2003) y del superávit financiero para los últimos tres años de la serie. Es decir, no sólo se presupuestó superávit, sino que el mismo se presupuestó en una cantidad menor a la que finalmente fue. El gobierno provincial hace gala de esto como un logro cuando en realidad debería ser una vergüenza.

La lógica que sostiene este superávit permanente es, desde el punto de vista de la administración, la generación de un “fondo anticíclico”, es decir, la acumulación de dinero para cuando vengan tiempos de bajas recaudaciones, gastarlo. Se utilizaría este recurso como un gasto corriente en el futuro. Para que esa masa gigantesca y en constante crecimiento de dinero no permanezca “ociosa”, se la deposita a plazo fijo para que rinda intereses. Desde una perspectiva más amplia, con un criterio macroeconómico, volcar esa plata a los ciudadanos (particularmente en forma directa, es decir, en forma de remuneraciones) no sólo propiciaría un efecto multiplicador sobre las cuentas provinciales, sino también sobre el resto de la economía. Aumentaría el consumo y el ahorro privado.

La negociación salarial en este contexto

En el anexo se puede ver una estimación de lo que costaría pasar al básico de todos los trabajadores de la provincia las sumas que actualmente son no remunerativas. Los resultados hallados dan muestra de algunos elementos que dificultan llevar a la práctica esta idea.

El problema que presenta este análisis es que plantea una falsa dicotomía. Es una lucha vana tratar de encontrar un número exacto que nos diga cuántos pesos cuesta blanquear a los compañeros, esa es la lógica que plantea el gobierno provincial. Como los básicos son tan diferentes (hay básicos desde 59 pesos hasta más de mil), pasar todo lo no remunerativo a los mismos conllevaría a que se den situaciones en las cuales algunos compañeros tengan aumentos de, quizás, un 100% y otros queden con su salario tal cual están.

Por otra parte un escalafón tan complejo plantea una problemática a la hora de la discusión salarial por el hecho de que es imposible adoptar criterios generales de negociación. De este modo, se convierte en imprescindible la simplificación de los componentes del salario: básico, antigüedad, título, etc, pero similares para todas las reparticiones de la provincia.

Anexo

La situación actual: Presupuestación Cuenta Remuneraciones 2007

El presupuesto provincial del ejercicio 2007 estima ingresos en función de suponer un crecimiento del producto del 4,5% y una inflación del 10% anual. Las erogaciones corrientes y de capital totalizan el monto de 8.147,53 millones de pesos mientras que los recursos alcanzan los 8.448,05 millones de pesos dando por ende un resultado financiero superavitario de $ 300,52 millones.

En el caso de la administración central, la cual se compone mayoritariamente por los trabajadores de la educación (47.635), los trabajadores de la salud (15.785) y los trabajadores del Ministerio de Gobierno Justicia y Culto (21.012), las erogaciones corrientes totalizan 5.344,2 millones de pesos y los ingresos corrientes 6.755,4, obteniéndose por ende un resultado económico de 1411,1 millones de pesos. Sumados los recursos de capital y deducidos sus gastos, la administración central logra un resultado financiero de 895,3 millones de pesos.

A su vez, ésta poseerá según el presupuesto 2007 una planta de 95.899 trabajadores los cuales implican remuneraciones presupuestadas por 3.089.199.251 millones de pesos. Las erogaciones medias por trabajador por ende son de 2.685 pesos por mes.

Partida Remuneraciones por trabajador, por mes

2.685

Partida Remuneraciones por trabajador por año

32.220

Total de trabajadores

95.899

Total de la partida remuneraciones

3.089.199.251

Fuente: Ley de presupuesto provincial en www.portal.santafe.gov.ar

La partida de remuneraciones, que como dijimos, según la ley de presupuesto del año 2007 prevé un monto de 3.089 millones de pesos, incluyen no solo los salarios netos para los trabajadores de la administración central, sino también las contribuciones patronales y aportes que no representan ingresos directos para los mismos. Es decir,



R: Monto partida remuneraciones

W: Salarios Netos

A: Aportes del trabajador a la SSJJ, IAPOS y sindicato

CP: Contribuciones Patronales


R = W + A + CP

A su vez, el salario neto (W) tiene dos componentes: montos remunerativos y montos no remunerativos.



W: Salarios Netos

MR: Montos Remunerativos

MNR: Montos no Remunerativos





W = MR + MNR

Sobre los primeros se calculan los aportes patronales (6% IAPOS y 17,2% Caja de jubilaciones) y los aportes del trabajador (4.5% IAPOS, 14.5% Caja de jubilaciones). A los segundos se los suele denominar “salario en negro”, debido a que los mismos no erogan aportes patronales y del trabajador.

Por ende tenemos que,

A = 0.06 * MR + 0.172 * MR

= 0.232 * MR

CP = 0.045 * MR + 0.145 * MR

= 0.19 * MR

Es así que las remuneraciones (R) están compuestas por:

R = W + A + CP

R = (MR + MNR) + 0.19 * MR + 0.232 * MR

R = 1.422 * MR + MNR

A su vez los montos remunerativos se subdividen en tres partes: el básico (B), los montos bonificables (MB) que son aquellos que se ven afectados ante una variación del básico, y los montos no bonificables (MNB) que se mantienen constantes ante variaciones del mismo.

R = 1.422 * (B + MB + MNB) + MNR (1)

Donde MB = h * B

R = 1.422 * (B + h * B + MNB) + MNR

R = 1.422 * (1 + h) * B + 1.422 * MNB + MNR

La ecuación (1) se puede rescribir como

R = 1.422 * (k1 * R + k2 * R + k3 * R) + MNR

Donde k1 + k2 + k3 = 1[2]



Por lo tanto h = k2 / k1

Donde k1, k2 y k3 son parámetros poblacionales. Empíricamente se obtuvieron dos casos extremos que sirven a los fines de obtener un rango del incremento presupuestario ante el “blanqueo” de las remuneraciones salariales.

Aumento presupuestario

Extremo inferior

Extremo superior

K1

0.42

0.08

K2

0.57

0.34

K3

0.01

0.58

h

1.35

4.44

Lo anterior esta de acuerdo a la composición de la planta de los trabajadores de la administración central, en la cual los trabajadores del Ministerio de Educación de la Provincia representan el 49,6% y siendo estos los que poseen básicos altos en términos relativos a su ingreso (k1 mayor a 0,4), el incremento de la partida remuneraciones ante el blanqueo de un peso hace que tienda a incrementarse entre $2,31 a $6,42

Se concluye que por cada peso que se “blanquee”, es decir que se pase de no remunerativo al básico dada la estructura salarial o escalafón actual, la provincia debería aumentar como máximo $6,42 la partida remuneraciones por cada peso que pase de ser no remunerativo al básico en los recibos de los trabajadores de la administración central, y como mínimo, $2,31.

Lógicamente la estimación puntual del incremento de la partida remuneraciones ante el blanqueo de cada peso, tenderá hacia el extremo inferior debido a que la mayoría de los trabajadores pertenecen a los ministerios de educación y justicia los cuales poseen básicos altos en relación con los montos remunerativos.

Natalia Pérez Barreda / Lavih Abraham / Marco Kofman

José Ramírez Costa / Augusto Comisso

Apuntes de Borrador de Informe preliminar Presupuesto 2007:

Sobre el informe desarrollado queda claro la necesidad de repensar un nuevo escalafón para todos los empleados de la Administración Publica Provincial. No es un detalle menor que en esta provincia no existan Convenios Colectivos para los trabajadores, y que el Estatuto de Escalafón que los rige fue “sancionada” en épocas del proceso militar (1979). Entonces cualquier consideración sobre salarios debe iniciarse en una nueva Ley de Convenios Colectivos donde sean los trabajadores en debate con plebiscito, quienes evalúen y aprueben cualquier propuesta sobre Salarios, Estatuto Escalafonario, Condiciones Laborales, Carrera Administrativa, etc.

El eje de discusión, en cuanto a Salarios, no alcanza con blanquear los cuantiosos adicionales de no remunerativas no bonificables ni debe instituirse como prioridad excluyente, sino establecer cuánto vale la fuerza laboral de los trabajadores del Estado. La política salarial la fija las necesidades del trabajador y la equitativa distribución de la riqueza que genera. Debe entonces, fijarse un Salario Mínimo Vital y Móvil superando las exiguas cifras de la canasta de la pobreza (canasta familiar)

El Estado santafesino está en condiciones de otorgar un salario digno para sus trabajadores, y no comportarse como patrón- empresario que fijan cuánto quieren pagar en función de su política de superávit: ... La mano de obra pasa a ser tratada como un costo que hay que bajar, como un insumo de la producción. Es la lógica neoliberal llevada al extremo. Mientras cada año el superávit crece, es decir, se recauda y se guarda más dinero, los trabajadores se empobrecen. La torta crece, pero la porción de los trabajadores es cada vez más chica. “(sic)

El gobierno “administra”, no implementa políticas de Estado tendientes al bienestar de los ciudadanos ni mucho menos de sus empleados, por tanto los salarios pasan a ser gastos (ver informe sobre “Reconversión del Estado”). El desorden provocado por las no-remunerativas en los salarios lleva a que un mismo nivel o categoría de la Administración Central no perciba la misma suma de bolsillo en igualdad de condiciones. Ante tanta disparidad se acentúa la inequidad, resulta más complejo plantear la premisa: A Igual trabajo Igual remuneración.

La participación de los trabajadores estatales en el reparto de la riqueza es cada vez menor. Conocer que el superávit lo financian los empleados públicos es darle un giro a cualquier tipo de negociación. Hay disponibilidad de dinero, hay ahorros en cuentas bancarias que en el 2005 alcanzaba a 2.000 millones de pesos, debe haber una decisión organizada de reclamar el derecho a un justo salario.

Coordinación IEF- Reg. Rosario


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