miércoles, 7 de febrero de 2007

Charlas y Conferencias

Coyuntura económica, crítica de la visión oficial.

(Apuntes de la conferencia de Claudio Lozano del día 27/9/2005 en el colegio San José, Rosario.)

Se están instalando visiones cortoplazistas, asociadas a la intencionalidad de reinstalar la falacia del “derrame” como forma de resolver los problemas de la economía. Estas visiones se sostienen en 3 ideas:

a) La Argentina está en Crecimiento.

b) Los indicadores sociales son cada vez más favorables (lo social mejora)

c) Se está constituyendo un “capitalismo nacional”, con su consecuente efecto de derrame de largo plazo para toda la sociedad.

En primer lugar, dos argumentos nos muestran que no existe tal “derrame” para el futuro y que por el contrario, estaríamos encerrándonos en una especie de círculo tautológico de la pobreza.

1. Más allá de la presentación “optimista” del momento actual, con indicadores económicos y sociales en aumento, alrededor del 60 o 70% de los menores de 18 años están viviendo bajo la línea de pobreza. Dejando de lado cualquier concepción ética acerca de la pobreza y sus efectos, estamos hablando de 8 millones de jóvenes que no tienen la posibilidad de “capacitarse” debidamente. Sabido es por todos, que el capital humano es un elemento esencial para el desarrollo económico por sus efectos sobre la productividad de la economía, sin embargo, la situación de la Argentina presenta un estado de involución de estos factores. La calificación de la mano de obra hasta hace poco tiempo, inclusive hoy, es bastante alta comparándola con lo que depara una futura mano de obra con 8 millones de jóvenes imposibilitados de acceder a una educación satisfactoria (no digamos buena).

2. El actual modo de explotación económica se sustenta en la depredación (o sobreexplotación) de los recursos naturales. Estamos hablando de la depredación del suelo por la cosecha de soja, de la pesca indiscriminada, de la minería con todos los impactos ambientales que conlleva, del petróleo y del gas, el primero de estos, con reservas disponibles para tan sólo 7 u 8 años y el segundo no más de 13 años. Todos estos recursos naturales hoy representan importantes sumas de dinero para la economía argentina, pero continuando con este modo de explotación en el futuro (no muy lejano) dejarán de existir, y esta “ventaja” se perderá.

En segundo lugar, cabe también preguntarse si las ideas en las que encuentran sustento estas visiones del “derrame” son ciertas.

¿La Argentina se encuentra en un proceso de crecimiento económico?

En el año 2005, el PBI por habitante será menor que el de 1974, lo que muestra un proceso de 30 años de estancamiento estructural, que analizado de esta forma, sólo presenta momentos coyunturales de subas y bajas de los indicadores económicos. Quizás deba entenderse el actual incremento de los índices de actividad dentro de este marco.

Los datos nos muestran que estamos llegando al mismo nivel de actividad que en 1998, pero por la devaluación, los negocios de la economía son distintos, y por la particularidad de estos, se puede alcanzar un mismo nivel de riqueza con distintos indicadores sociales, y si bien el nivel de actividad es similar al de 1998, la pobreza y el desempleo son mayores, y el ingreso per-cápita es mucho menor.

Por otro lado, el gobierno nos muestra como favorable un estado con superávit y grandes volúmenes de recaudación. Sin embargo, si quitamos el efecto distorsivo de los precios (por ejemplo sobre el IVA), resulta que la recaudación es aún inferior para similares impuestos que en 1998.

¿Por qué hay superávit? Si la recaudación en términos reales no aumentó, entonces el motivo del superávit es la reducción del gasto público en términos reales, el mismo, es un 22% menor que en 1998. Pero dentro del gasto público, se expande el gasto en inversión pública, y es entonces, la reducción en gastos corrientes (salud, educación, salarios) el motivo de este superávit.

Estas observaciones permiten la enunciación de dos pequeñas conclusiones, primero, si con un mismo nivel de actividad, hay más pobreza y salarios menores, lo que se da en realidad es un aumento de la explotación de la clase obrera. Segundo, el aumento en la inversión pública y el pago de la deuda se realizan a expensas del pueblo que deja de percibir salud y educación.

¿Lo social realmente mejora?

Los indicadores sociales son mejores si los comparamos con el año 2002, pero entendiendo la evolución de estos dentro del marco de 30 años planteado anteriormente, lo que realmente esta aconteciendo es la estabilización en un nuevo escalón hacia abajo, un escalón más de estos últimos 30 años.

Toda crisis (75-76, 82, 89-90, etc.) provocó una fuerte caída de estos indicadores y luego, pasada la crisis, los indicadores se estabilizaban en un nivel superior al del peor momento de la crisis, pero siempre inferior al nivel anterior a la crisis. Así, en 1978, estábamos mejor que en 1976, pero peor que en 1974; en 1993, mejor que en 1990, pero peor que en la década de 1980, etc.

Si comparamos con un promedio de la década de los 90, la pobreza es hoy un 57% más alta, la indigencia un 300% mayor y el ingreso per-cápita un 15% menor.

Los siguientes elementos son los que nos hacen pensar en que se está estabilizando un escalón más abajo y que el derrame social del crecimiento económico es cada vez menor:

· La pobreza baja cada vez menos: entre el primer y el segundo semestre de 2004, la pobreza descendió de un 44% a un 40%, entre el segundo semestre de 2004 y el primero de 2005, la pobreza descendió, tan sólo, desde 40% a 38,5%.

· El nivel de actividad es similar al de 1998, pero en ese año la pobreza era del 30%.

· Cada vez se está generando menos empleo.

· La mitad del empleo es empleo en negro.

· El empleo registrado (en blanco) es cada vez menos remunerado (es decir, para el mismo empleo, los salarios son menores para los que ingresan hoy que para los que ingresaron ayer)

Otro elemento a considerar es el de los datos que se utilizan para construir los indicadores sociales. En primer lugar, el INDEC utiliza una metodología vieja, a pesar de tener a disposición una nueva metodología que si la utilizara, los números serían distintos, y los indicadores sociales más desfavorables. En segundo lugar, las magnitudes no consideran la situación de vulnerabilidad en que se hallan miles de hogares de Argentina, producto del proceso inflacionario. Un aumento de tan sólo un punto porcentual de la inflación implica que 145 mil personas pasan a ser pobres.

¿Se está presenciando la construcción de un capitalismo nacional?

Las 200 firmas más importantes llevan a cabo el 50% de las ventas totales del país. De estas 200, 136 son extranjeras, y el resto son grupos económicos que se parecen más bien a las multinacionales girando las ganancias al exterior.

La Pymes no se desenvuelven en ninguno de los sectores centrales de la economía como son los sectores del petróleo, la minería, la agroindustria. Lo que se da es el fenómeno de pocas y grandes empresas controlando pocos sectores. La mayoría de las Pymes se encuentran en el sector de servicios y por la devaluación, las ganancias en este sector se redujeron considerablemente.

Las ganancias se hallan principalmente en las actividades extractivas y de fuerte uso de recursos naturales. Siendo la simple existencia de estos recursos y la disminución del costo de la mano de obra, las causas principales de la ganancia. Se obtiene ganancia sin necesidad de invertir, por lo tanto, no se realizan inversiones importantes.

Algunos datos acerca de la distribución del Ingreso:

Los hogares argentinos gastan lo suficiente como para que 120 millones de personas estén por encima de la línea de pobreza.

De cada 100$, 65$ se los queda el 30% más rico: el mercado de los ricos es distinto que el debe atender las necesidades de 15 millones de pobres, el ingreso de este 30% se dirige principalmente a productos importados y bienes inmobiliarios del sector automotriz. Esta orientación del mercado genera inversiones particulares, por ejemplo, dos tercios de la inversión es en el sector de la construcción.

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